Playa, chanclas y bloqueador

Foto: San Blas, Isla Aguja por Guillaume Baviere (CC 2.0)

Llegó enero y, con él, las vacaciones, los viajes, más risas y el sol.  Los trips a la playa se hacen más frecuentes y los coolers se llenan de piña, sandía, jugos, cervezas y sodas. Las madres les ponen a sus niñas los más lindos vestidos de baño, y los bebés se comen la arena mientras hacen un castillo con sus papás.

Recuerdo que mis viajes a la playa siempre iniciaban con el clásico “vamos a la playa oh oh oh oh”, mi mamá con un sombrero gigante y mi hermana en sus brazos, y mi papá echando los miles de chécheres en el maletero del carro.  Es impresionante pensar que todas nuestras aventuras de familia estaban llenas de “lecciones de madre”: recuerda tomar agua, ten siempre el vestido de baño en la cartera, usa sombrero y nunca te olvides del bloqueador. Sin darnos cuenta, estuvo siempre entrenándonos para la vida de adulto.

Cómo olvidar el olor a bloqueador,  tan único,  que trae consigo el sonido de las olas, el sabor a sal, y la molestia de la arena en el carro. Mi mamá nos iba a buscar a donde estuviéramos corriendo en la playa para ponernos en la cara y los hombros; aun así regresábamos con los cachetes rosados.

En Panamá tenemos la dicha de tener un cálido clima tropical. Si bien es durante los primeros meses del año cuando tenemos mayor oportunidad de pasear, pues no llueve, todo el año es igual de caluroso, soleado y húmedo. Lo que significa que estamos recibiendo la misma cantidad de rayos solares durante el año; incluso si está lloviendo.

A pesar de las constantes lecciones del uso de protector solar, eran muy pocas las veces que me ponía, hasta que el solmáforo del Biomuseo, que mide la intensidad de radiación ultravioleta,  me demostró que la intensidad de los rayos UV están en niveles extremos la mayor parte del día. Desde las 10am marca morado, y no es sino hasta las 4pm que empiezan a bajar los niveles, hasta el amarillo o verde. Esto significa que debemos protegernos aunque no estemos en la playa.

De acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, uno de cada tres cánceres diagnosticados es de piel. La incidencia global de melanomas continúa incrementando. El principal factor del crecimiento de esta enfermedad está directamente conectado con exposición recreacional al sol; evitarla cae dentro de la responsabilidad de cada individuo.  Los daños provocados por los rayos solares se acumulan en la piel, y  las consecuencias de tomar sol sin precaución pueden desarrollarse años después.

Tengo que darle las gracias a mi madre por habernos protegido y preparado, por todas sus lecciones y regaños; y supongo que tendré que empezar a hacerle caso a todas las otras lecciones que nos ha dado. Sombrero de ala ancha, lentes y bloqueador, las herramientas de la vida diaria en Panamá.

En cuanto a los viajes a la playa, ahora nos toca a mi hermana y a mí corretear a los viejos y llenar el maletero de chécheres.