El pasado jueves, el equipo de seguridad del Biomuseo notó un movimiento extraño entre los arbustos. Inmediatamente se comunicaron con Adrián Mendoza, guía, quien fue al área para ver de qué se trataba.

“Al inicio no vi nada”, confiesa Adrián. “De hecho todo lucía muy normal entre las hojas, hasta que una de ellas se movió de una manera muy inusual.”

“Luego me di cuenta de que no se trataba de una hoja con vida propia, sino más bien de una mantis religiosa del género Stagmatoptera. Este insecto se parece a las hojas que la rodean —una adaptación llamada mimetismo—, porque así puede acercarse a su próxima presa y comérsela desprevenida.”Los grillos, escarabajos y hasta colibríes hubiesen querido un periódico que les advirtiera.