Las plantas, su magia y nosotros.

Cuando los humanos pasaron de ser cazadores y recolectores nómadas a ser agricultores sedentarios, cambió el comportamiento social de toda una especie. Nos hemos relacionado y evolucionado juntos desde el nacimiento de nuestra civilización. Mesopotamia, Siria y Egipto fueron los lugares donde iniciaron la agricultura y la ganadería, todos parte de la media luna fértil. Aquí nacieron las culturas más influyentes en nuestra historia occidental.

Hoy, a pesar de ignorar su importancia, seguimos conviviendo con las plantas. La ciudad de Panamá es un vivo ejemplo, con sus parques y áreas protegidas, el verde inunda muchas de nuestras avenidas. ¿Cuánto tiempo creen que le tomaría a las plantas tomarse el área metropolitana?

Estos seres vivos son inmensamente mágicos. Crean su propia energía, lo que a su vez produce oxígeno; sus frutos y hojas nos alimentan y quizás hasta nos puedan escuchar. Esta idea no es una noción tan descabellada. Hay diversos estudios que lo demuestran y Francis Darwin, el hijo de Charles Darwin, llegó a decir que son seres inteligentes. Stefano Mancuso, ingeniero agrónomo, doctor en biofísica y director del Laboratorio de Neurobiología Vegetal de la Universidad de Florencia, demostró a través de varios experimentos, que las plantas poseen sensibilidad e inteligencia. Según el científico, ellas duermen de noche y tienen sistemas de comunicación eléctricos y químicos. Quizás esto significa que hasta nos pueden entender.

Algunos científicos afirman que las plantas detectan el sonido, e incluso los pueden diferenciar. Si es así, hablar con ellas sería el secreto para tener mejores cultivos y plantas más frondosas. Cantarles también podría funcionar, una balada de amor no estaría mal. Algunas personas utilizan las plantas como acompañantes cuando pasan mucho tiempo solas, tienen “conversaciones;” otras personas les hablan en las mañanas antes de salir de casa, “que linda estas hoy”, siempre en tono positivo y con amor. Si floreció, recuerda decirle que está hermosa su flor.

Las plantas han estado con nosotros desde el inicio de la civilización. Nos alimentan, nos visten y producen el oxígeno que respiramos; deberían ser tratadas como parte de la familia. Dependemos de ellas para nuestra supervivencia. Veamos si darles cariño funciona.

Las plantas son tan especiales que en el Biomuseo decidimos dedicarles el mes de octubre. Tendremos conversatorios, caminatas y talleres dedicados a ellas. Las actividades son gratuitas y para toda la familia.